Reto 3: Políticas públicas para la igualdad de oportunidades
La política pública que he elegido es el apartado primero del artículo 60 de la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres. Una medida orientada a la igualdad de acceso en la formación de los trabajadores del estado.
Dicha política dice así:
“Con el objeto de actualizar los conocimientos de los empleados y empleadas públicas, se otorgará preferencia, durante un año, en la adjudicación de plazas para participar en los cursos de formación a quienes se hayan incorporado al servicio activo procedentes del permiso de maternidad o paternidad, o hayan reingresado desde la situación de excedencia por razones de guarda legal y atención a personas mayores dependientes o personas con discapacidad.”
Esta política enraíza directamente
con los escollos a los que se enfrentan las mujeres en el mundo laboral. Uno de
ellos es el techo de cristal, una barrera invisible que dificulta el acceso
femenino a los puestos directivos. Uno de los motivos principales de su
existencia son los cuidados de hijos o familiares dependiente que, unido a la
falta de conciliación en el trabajo (otro escollo), impiden a las mujeres a
ascender a puestos de mayor responsabilidad. En otras palabras, aquellos cursos
o formación que podrían permitir el acceso de las mujeres a un puesto superior.
Normalmente, son las mujeres las
que sacrifican su carrera profesional para dedicarse al cuidado familiar. Esto
se debe a que en nuestra sociedad tenemos muy arraigados los roles que se
asignan a lo masculino y a lo femenino. Algo que hace que dichas
diferenciaciones nacidas de ámbitos sociales los hayamos justificado como algo
natural, es decir, una dimensión que viene dada por nuestras “diferentes
naturalezas”. Pero nada más lejos de la realidad, puesto que simplemente se ha
convertido en un argumento para dejar las parcelas de poder y de reconocimiento
exclusivamente a los hombres.
Por todo ello, podemos afirmar que
esta política es fundamental para el acceso igualitario a los recursos por
parte de las mujeres, poniendo facilidades para que puedan ascender en su
carrera laboral. Y, en consecuencia, pone a las mujeres en el epicentro de las
relaciones de poder. En otras palabras, les permite acceder a esos niveles
superiores que de otra forma no sería posible debido a la tendencia de
abandonar su vida laboral en pro de su familia.
Las consecuencias reales de esta
política las desconozco, pero, en mi opinión, los efectos que tendrá a medio y
largo plazo será una mayor presencia femenina en los puestos directivos y de
gran responsabilidad. Esto se debe a que es una política que no penaliza a las
mujeres por dejar de lado de forma temporal su trabajo, sino al contrario, les
facilita su regreso y, especialmente, su escala hacia niveles superiores.
Sin embargo, las construcciones
sociales y la diferenciación en los roles de genero que hemos desarrollado como
sociedad siguen muy arraigados. Por lo que a pesar de todas las medidas
legislativas que se puedan implementar, como individuos debemos desarrollar un
pensamiento desde el punto de vista de género, que permita hacer divisiones
igualitarias sobre las responsabilidades y las tareas entre hombres y mujeres.
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